24.4.08

¿Infraestructura para una ciudad avanzada?

No hay mucho que escribir respecto a una imágen que lo dice todo, vale más preguntarnos si preferimos vivir horas y horas de nuestros días estacionados en kilometros de pasos a desnivel o avanzar en medios más económicos, saludables, sostenibles, sociales, divertidos, eficaces....

21.4.08

Yellow Chair

Intercambiaban archivos mediante la red inalámbrica, sin embargo a lo largo de un año, las puertas y las ventanas cerradas no le permitieron conocer las caras de sus vecinos. Fue entonces cuando, con ayuda de un ruteador, un letrero y una silla amarilla, se decidió a convertir (de nuevo) la banqueta en un espacio público.

Vale la pena tomarse unos minutos para revisar los pormenores del proyecto y ponerse a pensar en nuevas maneras de asistir a la calle de un modo que vaya más allá que la circulación. Aunque sólo haya sido por unos días, esta estudiante de arte nos pone el ejemplo sobre cómo con pequeñas estrategias podemos invitar a la gente a salir de su hermetismo y encontrarse con una banqueta, cuadra o ciudad pobladas de personas, tal vez desconocidas, que aliadas a nosotros le dan vida a la ciudad.

No dejen de visitar el sitio de 'yellow chair stories', ni de checar el video; espero sirvan de inspiración.

14.4.08

Todos Paseando



Pedalear la ciudad por la noche es una experiencia de aires místicos. El viento se respira fresco y nos hace recordar tiempos en los que el clima era envidiable. El sonido de las ruedas girando es una mezcla entre una ligera caída de agua y el cascabel de un crótalo, como sea, es un susurro que te acecha, te relaja y te atrapa. La luna y el alumbrado (que casi funciona) propician un ambiente para danzón a media luz, pegadito, como ese que bailaban los abuelos. Y hablando de ellos, tambien despierta el recuerdo de esas historias que contaban, en las que las bicicletas eran dueñas de la calle; los coches eran sólo para unos pocos, y el tranvía no llegaba a todas partes, los ciclistas eran mayoría.

Cada vez somos más los que salimos por las noches a pedalear, algunos por deporte o salud, otros con alguna exigencia o buscando crear conciencia, y otros tantos "nomás por que sí" (como escuché a alguien responder cuando le preguntaron por qué).

Pasear por el puro gusto de andar por la ciudad, es un arte efímero, situarse en las calles sin prisas ni destino, es una danza en la que se deconstruye y se reordena la ciudad misma. Cuando el cantante utiliza su voz, el sonido viaja creando remolinos en el aire y vibraciones en los objetos, después, al alcanzar el oído, su voz viaja por los nervios y no se detiene sino hasta sacudir la emoción más profunda del escucha. Por las noches el pedaleo reverbera por toda la ciudad, cada vez más gente sale sorprendida a mirar a los 'bicicleteros' pasar, el mensaje está llegando, no es casualidad que los paseos sean cada vez más frecuentados.

Por cierto, felicidades a los de Gdl en Bici, por la organización del Paseo para Todos, enhorabuena pues últimamente se habían estado dividiendo cada vez más los paseos, espero que esto no pase más.

3.4.08

3½. Andar ¿En coche?

El automóvil como principio de desarrollo de la ciudad está cambiando drásticamente lo que la ciudad misma significa para nosotros. La ciudad está dejando de ser el medio de interacción de los individuos para convertirse en el espacio de circulación entre dos puntos que generalmente son espacios privados. Lo que antes era el lugar de confluencia y convivencia humana, donde se jugaba, se conocía gente, se platicaba o se pensaba, es ahora un lugar de paso, un lugar en que no nos hemos detenido a conocer, a observar, donde las ventanas polarizadas no nos han permitido escuchar, oler, sentir ni ver, un lugar donde el otro está a mucho acero de distancia. El automóvil se ha convertido en un exoesqueleto, nos permite ser máquinas, tratarnos entre automovilistas como máquinas, comunicarnos con el claxon o el cambio de luces; al estar protegidos por una tonelada de acero y alta tecnología el peatón se vuelve un ser tan simple, tan vulnerable, tan ajeno y tan prescindible. Un automóvil también nos brinda la ilusión de velocidad, cientos de caballos de fuerza domados por tu pie derecho, nada más falso, en una pista o en una carretera un convertible alemán puede alcanzar los 300 k/h, pero cuando las vías están obstruidas por miles de personas con el mismo anhelo de velocidad una bicicleta puede convertirse en la opción más rápida de traslado. Dudo mucho que a aquél que invirtió cientos de miles en un vehículo que puede llevarlo a velocidades suprahumanas le agrade la idea de ser rebasado por tipo montado en un vehículo que cuesta lo mismo que una llanta de su coche, y que, finalmente, es más deportivo que el suyo.